jueves, 28 de diciembre de 2017

VINOS BIODINÁMICOS. ¿UNA MODA PASAJERA?


El vino biodinámico está dentro de los llamados “vinos ecológicos” junto con los orgánicos, pero su metodología de elaboración es mucho más compleja que la de estos últimos.
A la hora de hablar sobre el vino biodinámico hay que tener en cuenta que no solo es un tipo de vino sino también una filosofía de vida en la que se conjuga la ciencia, el trabajo y la auto sustentabilidad natural en una plena conexión entre la tierra y el espacio.
Se rige con el principio de Rudolf Steiner, padre de la biodinamia, donde expresa que todo lo que viene de la tierra tiene que volver a ella después del proceso de producción, por lo que todo compuesto que se utiliza en su elaboración es obtenido de la naturaleza sin intervención de procesos industriales. Es así como se utilizan preparados vegetales y minerales como aditivos de fertilización y el uso de un calendario astronómico que rige las épocas de siembra, cura y cosecha de la uva.
Compuestos biodinámicos
Preparado 500: consiste en el preparado de un cuerno de vaca el cual se llena con estiércol y se entierra durante el otoño a unos 40cm de la superficie. Este se descompone durante el invierno y se desentierra al inicio de la primavera. Una vez extraído se diluye en agua y se rocía por toda la superficie del viñedo. De esta forma el suelo se nutre con suficientes microorganismos necesarios para el desarrollo de la uva.
Preparado 501: se trata de polvo de cuarzo en cuerno de vaca, enterrado de igual forma que el compuesto 500, solamente que se hace en primavera y se desentierra en otoño. Se utiliza para evitar enfermedades producidas por las lluvias como distintas clases de hongos.
Abonos: para la preparación de abonos biodinámicos se utilizan algunas desde hierbas hasta flores. Algunos de estos son:
Flores de manzanilla
Flores de diente de león
Cola de caballo
Corteza de roble

Calendario biodinámico
El calendario se rige particularmente por las posiciones de la luna, que cumple un rol fundamental en cada uno de los trabajos.
Día Fruto: Cuando la luna se encuentra en una constelación de fuego (Aries, Leo o Sagitario), la actividad de las plantas se polariza, sobre todo, en la elaboración de frutos. El vino potencia sus matices frutales y los que se derivan de una elaboración cuidada para la perfecta adaptación de la variedad terroir.
Día Raíz: Cuando la luna se encuentra ante una constelación de tierra (Tauro, Virgo o Capricornio), la planta privilegia las raíces y en los vinos se subrayan los matices tánicos y el carácter singular de la variedad adaptada a un suelo específico (mineralidad).
Día Flor: Cuando la luna se encuentra ante una constelación de aire (Géminis, Libra o Acuario), son las flores de las plantas las que toman el relevo de la actividad prioritaria y los matices más florales del vino se expresan con intensidad.
Día Hoja: Cuando la luna se encuentra ante una constelación de agua (Cáncer, Escorpio o Piscis), la actividad de la planta favorece las hojas, potenciando los aromas vegetales, que pueden ser de interés en blanco de carácter herbáceo pero que no favorecen la cata de tintos.

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